tan solo un nombre
Soy
Alicia de Miguelsanz, tengo 22 años, acabo de graduarme en Filología Hispánica
(o para el rector de esta universidad Grado en Español: Lengua y Literatura) y
no, no quiero ser profesora. Para mí, tanto vosotros como la educación sois
absolutos desconocidos. Por ello, a través de las diferentes entradas del blog,
conversaré con la Educación sobre sus diferentes gustos, aficiones y manías,
siendo mi labor la de una moderadora que tiene (o tenía un nulo interés hacia
ella).
En las entrevistas, del entrevistador tan solo se conoce el nombre, así que, tan solo por una vez, dejadme plantear una serie de preguntas que quizás os lleven a conocerme un poco mejor.
En las entrevistas, del entrevistador tan solo se conoce el nombre, así que, tan solo por una vez, dejadme plantear una serie de preguntas que quizás os lleven a conocerme un poco mejor.
− ¿De dónde soy?
Desde pequeña, he sido de ninguna parte y de muchas a la vez. Nací en Valladolid, pero me críe en Plasencia, por lo que, si soy de algún lado, ante todo soy extremeña. Aunque ni los extremeños ni mi hermano se lo crean. Algunos quizá la conocéis por los Gipsy Kings y la Rebe, otros por sus cerezos en flor, y todos por Extremoduro, aunque quizá no sabéis que son de aquí. Se considera ciudad, aunque parece un pueblo, tiene dos catedrales en una, y es el centro de tres valles (el valle del Ambroz, el del Jerte y el de la Vera).− ¿Cuáles han sido las andanzas de mi vida?
Mi historia no acaba en Plasencia, sino que después de las navidades de 6º de Primaria, nos mudamos a Valladolid de nuevo y de repente me vi encerrada en un colegio de "pijos" en una ciudad a la que nunca le vi la gracia. Pase de una cooperativa de profesores a llevar uniforme, jornadas partidas y a conocer amigos nuevos.Tras cuatro años más o menos buenos, me volví a cambiar al IES Juan de Juni para hacer el Bachillerato del que me llevó la gente, porque el conocimiento, sin más. Luego, la universidad de Valladolid.
No he hecho Erasmus, pero he vivido en unos cuantos lugares. Este último verano, Copenhague y un bosque en la periferia de París han sido mi hogar.
− ¿A qué quería dedicar mi tiempo?
Pensé ser primero bióloga marina, luego arquitecta, luego la física y la química se interpusieron, y llegué al Bachillerato Social pensando en Filosofía o Humanidades e Historia. Por cuestiones prácticas, entre en mi carrera despotricando de ella y he salido igual, pero a lo largo de los cuatro años me he reafirmado en aquello que siempre me ha gustado: las humanidades y la comunicación.− Entonces, ¿hacia dónde te quieres dirigir?
Quiero apostar por la gestión cultural, e incluso me estoy planteando adentrarme en el mundo de la diplomacia cultural. No siento ser artista, pero siento adoración por el Arte y sus historias. Me parece muy interesante impulsar la cultura también desde la educación. Los artistas, como los adolescentes, anhelan contar, y nuestra obligación es crear espacios donde puedan expresarse.− ¿Algo más?
Llevo casi dos años siendo voluntaria en una ONG de Valladolid, mis dos lugares favoritos son las salas de cine y los aeropuertos, me encantan las aventuras y de signo del zodiaco soy Cáncer.
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