5. ¿Qué significa ser un buen educador?

 

El club de los poetas muertos

Como dicen las estadísticas, el fracaso escolar es una lacra que pesa, y mucho, en el sistema educativo español. Cada vez más, hay chavales, y profesores, que desesperados abandonan, y les abandona, unos por falta de interés, otros por nulo apoyo por parte del centro… En este toma y daca, muchos centros educativos dan por perdidos a sus alumnos de últimas filas; y se constituyen, así como “los de fuera del sistema”. No obstante, hay instituciones como La Fundación Tomillo en sus escuelas de segunda oportunidad que, como bien dice su etiqueta, buscan dar una segunda oportunidad a aquellos que ya han dado todo por pérdido. En el documental “Un pulso al fracaso”, proyectado en clase, comprendemos cómo funcionan estas escuelas y cuáles son las cualidades que se subrayan para ser “un buen educador”. Porque ante todo somos educadores, no docentes.

Asimismo, la LOMLOE en su artículo 91 ha modificado algunas funciones del docente con respecto a las leyes anteriores. Entre los diferentes subartículos, el 91.1.g) se define como:

“La contribución a que las actividades del centro se desarrollen en un clima de respeto, de tolerancia, de participación y de libertad para fomentar en los alumnos los valores de la ciudadanía democrática y de la cultura de paz.”

Es decir, la nueva ley lo que propone es que una de las funciones del docente sea hacer hincapié en la construcción de un ambiente donde todos los alumnos se sientan a gusto y se respeten los valores de tolerancia y libertad de participación. Obviamente, lo que quiere decir es que el docente no es solo un transmisor de conocimientos, sino también un referente y un moderador para sus alumnos.

Si lo trasladamos a la situación de la escuela de segunda oportunidad, los profesores de estos centros se centran en inculcar a sus alumnos estos valores. Como los propios profesores dicen: “si hay algún problema, se para la clase y se busca una solución, no importa que no se llegue a dar temario. Lo que importa aquí es la formación de ciudadanos que se respeten entre sí y tengan en cuenta al de al lado”. Para conseguirlo, el programa educativo se confirma desde el consejo escolar y la labor del director. Los docentes no están solos en esta labor, es el objetivo de todo el centro el conseguir un cambio de actitud en su alumnado. Una vez ya definido su objetivo, se proponen actividades comunes, tanto dentro como fuera de las aulas, donde se puedan poner en práctica el mensaje que transmiten los educadores. Los profesores no pueden dar en ningún momento la cara a los conflictos porque de esa manera no se detendrán.

En conclusión, entre todas las funciones del docente, se encuentra la de “ser educador”. Con esto quiero señalar que ser docente comprende una serie de labores que se alejan de tu materia, pero que son igual, o más, importantes, para la enseñanza. No buscamos crear robots ni cajones de saber, sino ciudadanos de un mundo social complejo donde hay que aprender a respetar y a que el odio no es la solución a los problemas. Sí, la vida de todos es un camino largo lleno de piedras que obstaculizan el paso, pero la violencia no es el modo de atravesarlas.

Comentarios

  1. ¡Me ha gustado mucho tu reflexión final, Alicia! El aula puede ser, además de lugar de conocimiento, un ensayo para el mundo real.

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  2. Me encanta tu manera de expresarte, se nota que eres filóloga :) Muy correcta la reflexión sobre la importancia de crear personas, no robots

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  3. Totalmente de acuerdo contigo Alicia, que interesante me ha parecido tu reflexión y que razón.

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