2. España y el fallo de su sistema educativo: un misterio por resolver
España adolece de un sistema educativo precario que las continuas leyes intentan cambiar sin resultado. Según los objetivos de la UE (Proyecto Europa 2020); España se posiciona a la cabeza del final de la lista: supera el porcentaje de abandono escolar (España 30%, UE 10%) y también de formación superior (España 61%, UE 85%). Asimismo, aunque el porcentaje de diplomados (15%) está en números verdes, el mercado laboral cercena la utilidad de este título. El futuro de los titulados queda ensombrecida con la desorbitada tasa de paro juvenil.
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Mapa del Orden Mundial |
Los resultados, por lo que se ve, lo dicen todo: el sistema
educativo español debe cambiar si quiere construir nuevas generaciones encaminadas
a combatir los embistes del futuro. Pero ¿qué le sucede para ser así?
Echemos un vistazo a aquellos que lideran el progreso en el campo educativo. Finlandia es el ejemplo por antonomasia. Las bases de su proyecto educativo son tolerancia y respeto hacia al alumnado y al profesorado. Los contenidos son importantes, en ocasiones, sin embargo, se dejan de lado en favor de atender a los problemas de los niños. Para el sistema finlandés, el crecimiento personal de sus alumnos es “más productivo”, ya que, sin una estabilidad emocional, uno es incapaz de aprender de manera eficaz. Asimismo, el orden se transforma en apertura, las ideas fluyen por edificios sin reglas estrictas y sin importancia.
Cuando escuchamos las delicias de este sistema, el primer
reproche que nos sale por la boca es: “tienen pasta para hacerlo”. Claramente, el
PIB de Finlandia, unido a la reducida población, el clima y su cultura influyen
en construir un sistema donde todo el mundo pueda sentirse a gusto. No
obstante, hay una característica alejada del poder económico: la educación como instrumento de riqueza económica-social.
A diferencia de España donde la ley educativa cambia cada
cuatro años (nuevo gobierno, nuevo cambio educativo que busca cambiar algo,
pero en realidad no hace nada), en Finlandia, hay un consenso político; todos,
con independencia de su ideología, creen que la educación es fundamental para
el crecimiento del país. Es decir, como debatíamos en la práctica 2 sobre el
tema: “UN GRAN PACTO EDUCATIVO” y veíamos que era difícil llevarlo a cabo,
tenemos un ejemplo bien claro de quienes lo han conseguido.
Y ahí reside la conclusión, y quizá la posible solución: creer que de verdad la educación es clave en el desarrollo social y económico de un país. Los profesores son el centro del sistema y para ello, la excelencia es sus competencias es requisito indispensable. Debe construirse una conciencia general para colocar la educación en el punto de mira, no es solo labor de los políticos, sino también de los ciudadanos. El aprendizaje no debe basarse en competitividad, ni individualismo, y menos aún en comparación con el otro, sino en cooperación y pensamiento crítico.
¡Hasta la próxima!
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