16. ¿Quieres sentirte como en casa? Los intercambios juveniles son tu sitio

 


Sentirte como en casa no es nada fácil, incluso para aquellos, que como yo disfrutamos yendo de un lado para otro. Encontrar un lugar al que llamar familia, aunque sea por un corto período de tiempo, significa atreverte a conocer a gente desconocida que nunca olvidarás. Y en parte en esto consiste los intercambios internacionales juveniles, impulsados por la Unión Europa. ¿A quién no le gustaría formar parte de un proyecto organizado en conjunto con otros países en donde debatir sobre un tema se convierta en la construcción de miles historias?  

Esta historia sobre mi experiencia en el intercambio juvenil  se la dedico a Bea, del blog "Filosofía: la aventura del pensamiento", ya que fue ella quien me animó a dedicarle una entrada exclusiva. Al igual que yo, ella también ha disfrutado de esta oportunidad e incluso ha apostado por este tipo de actividades en una propuesta educativa de una de nuestras asignaturas. Todo un acierto para explotar el lado de las actividades de ocio y tiempo libre. Las dos creemos que este tipo de experiencias son espacios para conocer a gente de tu edad, reflexionar sobre temas de actualidad que interesan a la juventud y conocer lugares nuevos fuera de tu país. 

En  mi caso, desde siempre he ido a los típicos campamentos de verano, cada año a uno y con temáticas muy diversas. Soy una persona que se aburre muy fácilmente, así que siempre tengo que estar haciendo cosas nuevas. El voluntariado a su vez siempre me había llamado la atención, por lo que cuando se me acabó la edad para ir de campamento, estuve buscando información sobre el Cuerpo de Solidaridad europea, los campos de trabajo... Lo intenté con lo último, pero al ser por sorteo, no me tocó y las vacaciones con mis amigos se abrieron paso. Sin embargo, nunca perdí la esperanza de participar en actividades de este estilo. 

Hasta el año pasado. Encontré los voluntariados de corta duración que forman parte de la beca Erasmus + y certificados con el Youth Pass. El que mejor se adapta a mis fechas era uno centrado en las prácticas culturales en la ciudad de Pécs, en Hungría. Y ahí que aventuré 15 días a comienzos de septiembre. Convivimos juntos personas de nacionalidades muy diferentes: Bulgaria, Turquía, Rumanía, Italia y España. Era como un campamento de verano pero con mayor libertad. Dormíamos todos en un hostel que parecía una comuna hippie, ¡dos baños para 40 personas!, imaginaros... Por las mañanas y por las tardes participábamos en diferentes workshops y luego teníamos tiempo libre. No he salido tanto de fiesta en mi vida. Fue vivir una experiencia erasmus comprimida en tres semanas. Durante este tiempo, nos convertimos en una gran familia que hacía todo juntos, siempre estabamos pendientes el uno del otro y nunca nadie se dejaba atrás. Fue increíble. 




La experiencia fue tan gratificante que este año decidí repetir. Sin embargo, quería que la dinámica del voluntariado cambiase, por lo que me decanté por Francia (país con el que siempre he tenido una estrecha relación) y la naturaleza. A pesar de vivir en la banlieu parisina, vivimos en La Ferté Alais, un pueblecito a una hora en tren de París. Dormíamos en tiendas de campañas, nos dividíamos las tareas y comprendimos la gravedad del cambio climático y del séptimo continente: la isla de plástico del Pacífico. Estas semanas sí que fueron un campamento de verano en toda regla: los vínculos que se crearon fueron de nuevo mágicos. Nos sentíamos apartados del mundo en un espacio seguro donde poder ser nosotros mismos sin ser seguros. Siendo unos desconocidos el primer día, acabamos siendo confidentes. 



Ahora mismo tengo casa en muchas ciudades de Europa gracias a estos proyectos juveniles impulsados por la Unión Europa. Además, lo mejor de todo... ¡qué están subvencionados! Al ser Beca Erasmus +, los gastos de viaje, alojamiento, manutención están cubiertos. Es una experiencia que recomiendo a todo el mundo. Si tienes poco dinero pero estás deseando salir de casa y conocer a gente nueva, este es tu sitio. 






Comentarios

  1. Se me han puesto los pelos de punta solo de leerlo. Qué emoción. Llevo desde que hice mis intercambios deseando volver. Cada vez que me llegan ofertas nuevas (que es diariamente), miro corriendo las fechas por si puedo rascar de algún lado días e irme. Gracias por contarnos tus experiencias ¡y gracias por dedicarme la entrada!

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